Sobre MÍ

¡Hola! Soy Cristina Armada.

Empecé a tocar el violín a la edad de 5 años y desde el principio me fascinó. Después de haber estado formándome en escuelas privadas, ingresé en el Conservatorio de Majadahonda a los 8 años. Allí cursé todo el Grado Elemental y tuve la suerte de tener una formación musical completa: clases individuales de violín, clases en conjunto de violines, coro, lenguaje musical… Durante esos años, tuve también la maravillosa experiencia de ser miembro de la Orquesta Municipal de Las Rozas en donde toqué como solista por primera vez y con la que viajábamos dando conciertos tanto en España como en Francia.

Cristina Armada

Disfrutando de una formación musical integrada

La siguiente etapa fue en el Centro Integrado Padre Antonio Soler de San Lorenzo de El Escorial en donde cursé el Grado Medio. En este centro los estudios musicales y los propios del colegio están integrados de tal forma que las asignaturas como matemáticas y lengua se alternan en la misma jornada escolar con las asignaturas musicales. Gracias a esta integración, pude dedicarle más tiempo al violín que era lo que realmente me gustaba y así tuve la oportunidad durante esos años de ser miembro de un cuarteto de cuerda con el que toqué en numerosos conciertos, participar en un concurso de cámara infantil y ser miembro de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid. Durante esta etapa, recibí formación de piano, lo que me sirvió para darme cuenta de que este instrumento también me encantaba.

El descubrimiento de la docencia musical

Gracias a todas estas experiencias, mi amor por la música fue cada vez más grande así que, al terminar el Grado Medio, decidí continuar con el Grado Superior en Zaragoza. Tocar el violín seguía fascinándome por lo que aprendí y disfruté mucho de toda la formación que recibí de orquesta, cámara, cuarteto, camerata… Allí también continué con mis estudios de piano permaneciendo en mí el interés por este instrumento. Cuando pensaba que mi trayectoria como profesional estaría plenamente encaminada hacia la interpretación, tuve la suerte de conocer el método Suzuki enfocado a la pedagogía y así surgió en mí la primera semilla de interés por la docencia.

Empezaron a llamarme mucho la atención los procesos de aprendizaje, las razones de un estudio eficaz, la resolución de incomodidades y dolores a la hora de tocar, cómo motivar y guiar a un alumno… Buscando más formas de ampliar mi formación pedagógica, conocí a Sergey Fatkulin (ex profesor en la escuela Reina Sofía), y entonces me enamoré completamente de la docencia, razón por la que decidí volver a Madrid y terminar mis estudios con él en el Centro Superior Katarina Gurska.

Desde entonces, me dedico plenamente a la pedagogía ya que es en este campo en donde siento mayor gratificación.